El tifón Hato tocó tierra en el sureste de China, específicamente en la ciudad de Zhuhai el pasado 23 de agosto, y comenzó su trayectoria hacia el oeste conforme iba perdiendo fuerza. Afectó especialmente a la metrópolis de Hong Kong, donde se había emitido una alerta de categoría 10, el nivel más alto.
El balance de fallecidos es de 17 muertos tras su paso. En general, el tifón provocó grandes inundaciones y cortes de electricidad en las ciudades.
En la provincia de Cantón más de 200 viviendas fueron arrasadas, provocando que 27.000 personas fueran evacuadas a refugios temporales. Se registraron vientos de hasta 200 km/h. Cantón había tomado medidas de precaución, cerrando escuelas y centros de trabajos ante la inminente llegada del tifón.
En la ciudad de Hong Kong estos vientos causaron severos daños en viviendas y rascacielos, y provocaron olas de hasta 5 metros de altura. Se cancelaron un total de 420 vuelos y provocó que un petrolero se partiera en dos. Este tifón ha sido el más destructivo en los últimos 20 años en dicha ciudad, y los daños se estiman en más de mil millones de dólares estadounidenses.
En Macao hubo 8 fallecidos, 120 lesionados y una gran cantidad de turistas se quedaron atrapados en los casinos al no poder salir de la ciudad. Además, se produjeron inundaciones y cortes de electricidad. Basura y escombros fueron desperdigados por las calles, y los fuertes vientos arrancaron árboles de cuajo. Fue el tifón más destructivo en los últimos 53 años en la ciudad.
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